Horizonte de sucesos.
¿Qué sucede en la foto de Cindy Sherman?
La luz, un trabajo no naturista, las impresiones de una espera eterna.
¿Qué encontramos nosotros en la foto de Cindy Sherman?
Una neurosis, una obsesión, una espera, una luz, que explota sobre la mujer y nos muestra todo su anhelo.
¿Anhelo por qué?
Anhelo por lo que espera.
¿Por qué espera?
Por un llamado que quizás llegue.
Quizás despierte su psiquis, que la saque de sí, que abra su matriz y la haga trabajar en sí.
Esta espera, esta neurosis, y este despertar de la psiquis (que nunca se da, que la mujer espera eterna y ridículamente) es lo expresivo del trabajo. La mujer, que trabaja su cuerpo en diferentes situaciones, siempre está rendida ante una expectativa que ya olvidó hasta en sí, como si se tratara de un planos contados en un realismo mágico.
El trabajo nos despertó diferentes situaciones, pasamos de una estructura más del storytelling a tratar un concepto, una realidad, algo que nos podemos sentir identificados: la mujer está vulnerable y el teléfono, que simboliza la espera, la acompaña, por toda la casa. Una casa que está a oscuras, que se rinde frente a una radio que con un tema que cada vez suena peor, pero, que sobre todo, está a oscuras y sin alegría junto a ella y el teléfono.
Una casa que no discierne espacios para que ella pueda estar mejor: en todas ella esta igual: repetimos, rendida y acompañada frente a la espera insoportable del teléfono.
Las respiraciones, la cara de la protagonista, nos acapara en ese desamparo de la ESPERA. El teléfono también la observa a ella, para que ella no huya, para que ella exista en ese lazo que los une. Operan entre ellos de manera continua, el teléfono siempre como dominador.
El contrapicado nos ayuda a mostrar el teléfono como el gran acaparador de la escena: se sitúa delante de ella y queda siempre en un lugar preponderante de la escena, situándose en primer plano.
He hasta aquí, nuestro horizonte de sucesos.
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